SIEMPRE PUNK
SIEMPRE PUNK
1. Orígenes del punk: Influencias internacionales
El punk nació a mediados de los años 70 en Estados Unidos y el Reino Unido, en un contexto de crisis económica, descontento social y hartazgo de la juventud ante la música comercial y las estructuras tradicionales. Bandas como The Ramones, Sex Pistols, The Clash o Dead Kennedys marcaron un antes y un después con su estilo agresivo, directo y provocador, tanto musical como estéticamente.
La filosofía del hazlo tú mismo (DIY), la autogestión, la crítica al sistema y la estética anti-moda fueron algunos de los pilares del movimiento punk, que rápidamente se convirtió en una forma de vida. Esta actitud rebelde y contestataria cruzó fronteras y, en poco tiempo, empezó a llegar a otros países, incluida España.
2. El punk llega a España: finales de los 70 y comienzos de los 80
La llegada del punk a España coincidió con un momento histórico clave: el final de la dictadura franquista tras la muerte de Franco en 1975. El país vivía una etapa de transición política hacia la democracia, pero también una profunda crisis económica, altos niveles de desempleo juvenil y una gran incertidumbre social.
En ese contexto, la juventud española comenzó a absorber influencias del punk británico y estadounidense, y a adaptarlas a su propia realidad. Las primeras manifestaciones del punk en España aparecieron de forma casi simultánea en varias ciudades, especialmente Madrid, Barcelona, Euskadi y Valencia.
Entre los primeros grupos destacan:
La Banda Trapera del Río (Barcelona), considerada una de las primeras bandas punk del país, con letras crudas y provocadoras.
Kaka de Luxe (Madrid), que dio lugar más tarde a grupos clave como Alaska y los Pegamoides y Parálisis Permanente.
Eskorbuto (Santurtzi, Euskadi), grupo icónico del punk radical vasco, con una actitud abiertamente antisistema.
La Polla Records (Agurain, Álava), cuya crítica feroz al poder político, la policía, la religión y el sistema capitalista marcó a generaciones enteras.
El punk español adoptó desde el principio un tono más social y político que su homólogo británico. En muchos casos, fue una herramienta de denuncia y un vehículo de expresión para una juventud desencantada y sin futuro.
3. La eclosión del punk radical vasco (80-90)
En el País Vasco, el punk se desarrolló con una identidad muy particular y una carga política aún más fuerte. A este fenómeno se le conoció como el punk radical vasco, que no solo era un estilo musical, sino también un movimiento contracultural profundamente vinculado al antifascismo, el antimilitarismo y el independentismo.
Bandas como:
Kortatu, que fusionaba punk con ska y tenía un mensaje político directo.
Eskorbuto, abiertamente críticos con todo tipo de autoridad.
Zarama, Cicatriz, RIP, entre otros.
Estos grupos no solo creaban música, sino que también participaban en redes de autogestión, festivales alternativos y centros sociales okupados. Rechazaban la industria musical tradicional y fomentaban el apoyo mutuo entre bandas, la autoedición de discos y fanzines, y una estética que desafiaba al orden establecido.
La represión policial y la censura estuvieron presentes en muchos de sus conciertos y publicaciones, lo que no hizo más que reforzar su papel como altavoz del descontento.
4. El punk en Madrid y otras regiones
En Madrid, el punk se mezcló con la llamada Movida Madrileña, aunque muchas veces en tensión. Mientras la Movida exploraba nuevas formas de arte y una estética más pop y provocadora, el punk madrileño mantenía una actitud más agresiva y antisistema.
Grupos como Parálisis Permanente, Los Nikis, Vómito o Commando 9mm ofrecían una visión oscura, irónica o nihilista de la sociedad.
En Cataluña y Valencia, también surgieron bandas de referencia como L’Odi Social, Subterranean Kids, Decibelios o Interterror, con fuerte carga política, muchas veces asociadas al movimiento anarquista y a los primeros centros sociales autogestionados.
5. El declive comercial y la resistencia underground (años 90)
Con la llegada de los años 90, el punk dejó de tener la presencia mediática que había tenido en los años anteriores. Sin embargo, no desapareció: se mantuvo vivo en los márgenes del sistema, en la escena underground, en pequeños locales, casas okupadas y festivales alternativos.
En esta década, el punk convivió con otras corrientes como el hardcore, el punk-rock melódico (influenciado por NOFX, Bad Religion o Green Day), y con nuevos subgéneros como el crust, el anarco-punk o el street punk.
Bandas como Kaos Urbano, Maniatica, Soziedad Alkoholika, El Último Ke Zierre, Piperrak o Sin Dios continuaron con el legado punk desde una óptica social y combativa, manteniendo viva la llama del hazlo tú mismo y el rechazo a las estructuras dominantes.
6. El punk en el siglo XXI: resistencia, transformación y nuevos públicos
En los años 2000 y 2010, el punk en España siguió siendo una cultura viva, aunque cada vez más diversa y descentralizada. Surgieron nuevas bandas, nuevas formas de difusión (gracias a internet y las redes sociales) y nuevos espacios autogestionados.
Muchos festivales como el Aúpa Lumbreiras, Rebrot, Barna’n’roll o Resurrection Fest comenzaron a incluir bandas punk entre sus carteles, mezcladas con otros géneros como el metal, el hardcore o el ska.
Algunos aspectos importantes en esta etapa:
El resurgir de bandas clásicas como La Polla Records, que volvieron a tocar ante miles de personas en 2019 tras décadas de ausencia.
La aparición de bandas jóvenes como Arpaviejas, Zer Bizio?, Los Chikos del Maíz (aunque más centrados en el rap político, comparten espíritu punk) o Boikot.
El fortalecimiento de escenas locales y centros sociales como Can Vies en Barcelona, La Ingobernable en Madrid o espacios okupados en Valencia, Bilbao y otras ciudades.
El punk también ha dialogado con temas nuevos: feminismo, ecología, transfeminismo, antirracismo… dando lugar a colectivos y bandas más inclusivas y diversas, sin abandonar la esencia de crítica y resistencia.
7. El legado del punk en España hoy
Hoy en día, el punk en España no es un movimiento masivo, pero su influencia sigue presente en múltiples niveles. En lo musical, ha dejado una huella imborrable. En lo social y cultural, ha sido un ejemplo de cómo la autogestión, la disidencia y la lucha desde abajo pueden tener un impacto duradero.
Además, muchas de sus ideas —como el rechazo al conformismo, la crítica al poder o la importancia de crear alternativas— siguen siendo válidas y necesarias.
En definitiva, el punk en España ha sido y sigue siendo un grito de libertad, una actitud ante la vida y una herramienta de transformación que ha sobrevivido al tiempo y las modas.
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